A nuestra memoria rural

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a Julieta Luro Pueyrredón

Francisco Javier de Amorrortu
Cir. III - Sec. A - Parc. rural 4, Pilar

a las mujeres aliento de

Amador Baez de Alpoín
Siglo XVI

Miguel de Riglos
Siglo XVII

Manuel de la Cruz
Siglo XVIII

Eugenio Cruz
Siglo XIX

León Felipe Hilario Luna
Siglo XX

Realmente es bueno relatar; como también acotar que en términos primigenios "LA HISTORIA" no es el relato, sino todo lo que el hombre con sus esfuerzos "eleva".

El relato es sólo una contracara de muchos olvidos.

Está claro, al menos para mí, que el hombre eleva gracias a sus invisibles afectos ancestrales, para sus visibles afectos vinculares y amicales.

Si Dios es amor, en estos territorios amasa y pone a prueba el núcleo de nuestra identidad.

Después de un par de sentidas décadas en cercanía de Del Viso me acerco con todo respeto y mucho de amistad a los duendes que habitaron estas tierras.

Habito una parcela en lo que serían las Lomas de Del Viso, parcela que perteneciera a Don León Felipe Hilario Luna y a su esposa Dª Filomena Cruz, quien la había recibido de su padre en 1846.

Movida mi curiosidad por el afecto creciente por este lugar, sus árboles centenarios, sus aves celebradoras de auroras y crepúsculos siempre maravillosos; la salud que me regalaron en este lugar para mi trabajo y la confianza persistente de tantas ilusiones, de a poco me hicieron sentir identificado ya no sólo con cada centímetro de esta tierra, sino con ellos.

Y a merced de hallazgos fortuitos, siento que hoy puedo relatar y acercar los olvidos de Del Viso a los tiempos de gestación de la Nación.

Un hito para localizarnos en la cercanía del relato que sigue, es la ley 817 del 19/10/1876: la ley de inmigración. Cien años después en el monumento que en el Puerto de Bs. As. celebra al inmigrante, leemos:

"Al honrar con su trabajo a la Nación,   se honró a sí mismo".

Siento hora de recordar a aquél que dos tercios de siglo antes de esta ley, también nos honró con su trabajo: Don Eugenio Cruz.

El 2 de mayo de 1877, el agrimensor Don Adolfo Sourdeaux recibe la comisión del juez Doctor Don Eugenio Casares, para medir los terrenos de los herederos de Don Eugenio Cruz.

Comienza su informe por un extracto de títulos:

1810 - Setiembre 20 - Ante el escribano Don Mariano García de Echaburu, Don Lorenzo López vende a Don Eugenio Cruz, un terreno situado en el Partido de Pilar, con mil doscientas noventa y seis y media varas de frente a la Cañada de Escobar (actual arroyo Pinazo), y legua y media de fondo.

Recordemos que Lorenzo López fue el primer alcalde del pueblo de Pilar; quien salva la Vida a Juan Martín de Pueyrredón a punto de ser capturado por los Highlanders en la batalla de Perdriel.

1808 - Octubre 18 - Don Lorenzo López poseía estas tierras por compra que en mayor porción hizo a Dª Juana María Pinazo.

1846 - Julio 11 - De los autos testamentarios que tuve que consultar en la escribanía secretaría de Carballo, en el legajo Nº 5, se halla la cuenta de partición y adjudicación levantada en la fecha indicada por Don Francisco Javier Echagüe, por la que resulta…

y luego nombra a seis hijos de Don Eugenio: Juana Ventura, Félix, Filomena, Rufina, Diego y Juana Cruz, con hijuelas (parcelas), todas ellas, de  220 varas por legua y media de fondo.
El informe sigue. En total son 10 folios de 30 líneas cada uno, con letra pequeña y sumamente prolija.
Hace también aporte de un plano con escala 1/20.000.

Y así es, que estas tierras que pertenecieran en el siglo XVIII  en mayor porción a Dª Juana María Pinazo, pasan desde el 20/9/1810 a las manos y al trabajo de Don Eugenio Cruz, cuyos descendientes, al menos en el caso de mi parcela, conservan hasta 1936; cuando Nicolás Luna, nieto de Don Eugenio, entrega su heredad.   

"¡126 años!"
No es poca cosa. Tampoco lo sería festejar ese 20 de setiembre de 1810, como la semilla que hoy sigue dando frutos.

La palabra polis que en tiempos clásicos y hasta hoy significó "ciudad", en los tiempos primigenios de la lengua griega signifcaba "vigía".
De ahí polis, vigilante, policía.

...............

El "vigía" era el padre de la criatura, que después se llamaría "ciudad".
De su "capital de gracias", de su alegría, de sus deseos, de sus sueños, de sus afanes, de sus esfuerzos se nutrieron cada día nuestros días.

El amanecer que él vió hace casi 200 años, ha sido lanzado para siempre a favor de nuestra ventura.

El antiguo vigía aún ama a los que quieren y ponen su respeto, empeño y sueños en esta tierra.
Reunirse alrededor del vigía consolida.

Quizás hubiera sido mejor contener emoción, dirán unos. Pero con ello sólo ganaría apariencia de cordura, cuando con sinceridad, bien me valgo también de mi locura; y en esta tierra ha dado frutos.

El día que de la cordura se escuchen los latidos, otro será el devenir de la razón.

Pero volviendo ahora a los seis hijos del vigía mencionados de una u otra forma por el agrimensor:
nos relata el texto, que Juana Ventura Cruz le vende en 1855 a un pariente de su marido, el terreno de su hijuela (de su heredad).

Luego éste la vuelve a vender en 1866 a un hermano de Juana Ventura: Félix.
Pareciera que son Jacinta, hija de Félix, junto con Rufina, Filomena y Diego, sus tíos, los que conservan por más tiempo su heredad.

Plano dela heredad de Eugenio Cruz

Diego y Filomena Cruz fallecen ambos en 1907.
Diego en sucesivas compras a sus familiares había llegado a acumular la mayor cantidad de tierras en distintas parcelas del mismo fundo original.
Una de ellas es la que compra la Sra. de Irigoin en este siglo.

Las tierras de Villa Virginia, a cuatro cuadras de la estación hacia el NNO, eran originalmente de Jacinta, la hija de Félix;
hacia el ENE, a 200 mts. de la estación, pasaba la parcela Villa Luna, del esposo de Filomena Cruz.

Mi parcela a unos 2.500 mts. de la estación hacia el NNO, también se llamaba Villa Luna; y en planos del IGM de 1950, buena porción de Del Viso  aún figura como Villa Luna.
Es la sangre del antiguo "vigía".

Los herederos de Diego, cuyos relatos no he seguido porque son interminables; a pesar de estos prolijísimos documentos que Geodesia conserva por más de 150 años, no tenían en muchos casos ninguna documentación de sus muchos dispersos dominios alrededor de Del Viso; aunque señalaban: "que estaban allí desde tiempos inmemoriales"

Estos relatos surgen sin ninguna imaginación, aunque sí con emoción, de la documentación depositada en el Archivo Histórico de Geodesia, en el ministerio de Obras y Servicios Públicos de La Plata.

La atención es magnífica, y está abierto al más simple interesado sin ningún cargo, desde las 8 hasta las 13 hs.

Uno de sus "vigías", José María Prado, falleció hace tres años a los 105 años;
habiendo trabajado allí durante 66 años.
Es inevitable señalar que hay gente maravillosa.  Otros le antecedieron.

Los planos de Geodesia aportan sólo datos de mensura y titularidad de dominios. Los informes de los agrimensores hablan de éstos con generosidad.

En esta misma página hacemos pequeño inventario y damos alcance a un pequeño archivo de imágenes de antiguas cartografías conservados en este Archivo Histórico de Geodesia; ver ahg.html

referidos a este municipio del Pilar y a los de Gral Sarmiento, Escobar, Exaltación de la Cruz, las Conchas, San Fernando, San Isidro e islas de la primera y tercera sección del Delta del Paraná.

Los planos del Instituto Geográfico Militar por su parte, si bien más recientes, aportan información sin ninguna duda también maravillosa; en ciertos aspectos, aún más rica que la de Geodesia.

Una oportuna mención haremos al extraordinario Archivo General de la Nación; pero apreciamos en estas páginas resaltar el valor de este pequeño y noble archivo, que tanto contribuye a la memoria rural.

Conservando y permitiendo rescatar del olvido el maravilloso esfuerzo de los primeros pilotos, de nuestros agrimensores, de extraordinarios colonos y fundadores silenciosos de nuestra Nación.

Algún día se puede volver a despertar vuestra paciencia y curiosidad, y continuar este relato.

Estos textos y los que siguen fueron publicados en mi libro introductorio a "Los expedientes del Valle de Santiago", en el capítulo: "un soplo de viento; una memoria rural".

Estos textos sostienen la siguiente dedicatoria:

A Manuel de la Cruz, aquí ya en 1695

A Lorenzo López Camelo, primer alcalde de Pilar y quien cediera el 20/9/1810 sus tierras a Eugenio Cruz; hoy las tierras de Del Viso; mis tierras; y las de estos fondos de cañada, vecinas de antiguas suertes, hoy denunciadas.

A los que entran en pertenencia con ella

A Don Pedro Luro, bisabuelo de mi amada Julieta e inefable colono.

A la memoria de tantos agrimensores que conocieron el suelo de la Patria mejor que a ellos mismos.

A la memoria del histórico mojón de la isla de Escobar; arranque de todas las mensuras; desde 1581 hasta el siglo XX. Antigua isla al NO de Maquinista Savio, que desapareciera erosionada por las fuertes crecientes de los arroyos

A los genealogistas e historiadores de la zona: a nuestro valioso amigo Don Aldo Beliera, Carlos Birocco y Didier Marquiegui

Y en particular a un hombre, de cuyo capital de gracias sin duda recojo la vocación más profunda de amor a su familia, a su Patria y a esta Tierra: el agrimensor Don Guillermo Fenoglio.

Por el país que atesoró René Favaloro.

A nuestro queridísimo amigo Santiago Honorio Pueyrredón para que recorra con su feliz creatividad estas praderas.

Para una poética de los objetos; de los paisajes; de las lluvias y de los sueños.

Para cotejar en nuestras propias actitudes; en amor propio más profundo;

Tarea para estas largas intimidades del invierno, alcanzando jubileo a nuestra vida.

Francisco Javier de Amorrortu

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