El paraíso caído
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Hace más de tres décadas hubo el espíritu de advertir ya no florecía en mí su seducción. Me fue secando y por éxtasis en candelas de locura me hizo transitar. Perdí mi hogar; toda estima, incluída la propia; y me hospedó tan sólo soledad. Aquí florecieron estos guiños del habla, del cuerpo, del alma que mi Viga de cruce relata. Advertencias caben a este "rompecabezas" de la locura en el alma, desparramando al inicio mil piezas que luego lector que busque sorpresas, si escindido y con fracturas, tal vez atisbe en su propia cosmovisión a identificar. Los textos se abalanzan sobre el lector regalando un pathos mínimo, comparable al que se soporta infinitamente más crecido en los arranques de cualquier locura. Por tanto, sin crecidos campos patenciales, y/o criterios fenomenológicos en extremo cultivados, resultan tarea de imposible digestión. Correlatos a dos décadas de bloqueo, y beneficios únicos de edición eremítica.
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Ya no querrás leer en los libros una verdad que poco a poco sube como un agua. Renunciarás a ese espejo que donde quieran las montañas te ofrecen, pelada roca donde se refleja tu frente. Vivirás todavía como la yerba dura, protegido de las nieves por el carbón vigilante. Todos ignorarán la presencia del que vive; del que en pie en medio de las flechas calladas, oculta su pecho transparente al que no pueden mirar; que nunca será cristal a pesar de su claridad, porque si acercaran sus manos, podrían sentir la sangre. ...un día aparecerás descendiendo entre la suavidad de las laderas, para asistir al nacimiento de un niño, en la misma yerba apacible de un destino que te ha querido como nunca Vicente Aleixandre
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Tal vez sea dable imaginar, cuántas observaciones y tiempo conlleva, limpiar restos recuperados después de 20 años de estar sumergidos en el lodo, de estigmas y creencias de tan ajenas como acreditadas previsualizaciones. Hube en estos meses, sacando verdín y crustáceos, de pulir y acentuar algunas aristas en procura de facilitar accesos más nítidos, tras dificultades compatibles con corduras en Psijé. Desde esquizofrenia esdrújula intento discernir cosmovisión de otra esencia; opuesta y complementaria a Psijé. De ésta ya ha sido Eros señalada; que en nuestras desestructuradas circunstancias se develó, aunque siempre callado, como arcano E-Go; con sensible entidad corporal y cimiento en amor propio en extremo contenido. Siempre velado por Psijé; tan sólo develándose luego de dolor extremo, tras patenciar muerte en desgarro de sus afectos. Sin duda, esos mismos, nuestros.
Psijé, el espíritu que sopla, alienta y trasciende al parecer todas las esencias, no puede impedir frente a la muerte que aflore finalmente lo inmanente en nos; y de mil formas nos cimiente, nos irrigue y silencioso sea “res” medular; carne sensible, en más que un eurístico presente.
Nunca fue río de llanura, sino de montaña torrente congelado por donde hube de salir. Estas hebras frías, también ellas por años congeladas, afloraron después de sentir el carácter de mis terruños. Decenas de miles de años tierras habitadas e irrigadas merced a este profundo río interior.
Al comienzo hizo Dios el Universo. Y lo único que pudo hacer el Hombre fue llorar. A no más de comenzar, pariendo su Vida; o lo que habían preparado para él. El lenguaje no ha cesado de alzarse, de asegurarse alto como Babel; borrando huellas que movieron su nacer y que alguna vez pudieron responder con sensibles reflejos a estas vivencias. La sinceridad interior, por el contrario, ha buscado refugiarse donde ha podido; siempre más hondo; tanto más oscuro. Cuando le faltaron caricias, luego de llorar océanos, se refugió en campo de soledad; y allí, sus guías íntimas le ayudaron a construir humilladero. Atrás habían quedado todos sus seres queridos. Afortunado fue tras el viaje a la China, de aparecer a pocos kilómetros de su antiguo hogar; también él destruido. Han pasado veinte años. Y he permanecido fiel como he podido a los viejos y nuevos amores, como mandan destinos. ¿Y cómo mandan; o cómo acompañan más allá de la fatalidad. Y quiénes fueran éstos que tejen destinos? Ha de ser pregunta tan vieja como el Hombre. Siempre a responder después de sostenido des-amor. e |
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"Las cosas no son tan comprensibles ni tan formulables como se nos quiere hacer creer casi siempre; "Hay momentos en que algo nuevo se introduce en nosotros, algo desconocido. Nuestros sentidos enmudecen con tímido encogimiento, todo en nosotros se retrae; Yo creo que casi todas nuestras tristezas son momentos de tensión que nosotros percibimos como parálisis, porque ya no sentimos la vida de nuestros sentidos alienados. "Hemos cambiado como cambia una casa en la que ha entrado un huésped. No podemos decir quién ha llegado; tal vez no lo sepamos nunca, pero muchos indicios hablan del futuro que acaba de entrar para transformarse en nosotros, mucho antes de que acontezca y se manifieste" "Sólo porque muchos no absorbieron el destino ni lo transformaron en sangre propia mientras vivía en ellos, no lo reconocieron cuando surgió de ellos; "Aquel que, sin preparación ni tránsito, fuera trasladado de su habitación a lo más alto de una montaña, sentiría algo semejante: una inseguridad sin par, un sentirse a merced de lo innombrable casi lo aniquilarían" "Pero es importante que vivamos también ésto. las experiencias que llamamos "apariciones", todo el llamado "mundo de los espíritus", la muerte, todas estas cosas tan emparentadas con nosotros, hasta tal punto han sido expulsadas de la vida por un rechazo realizado día a día, que los sentidos con los que podríamos percibirlas, se han atrofiado. El miedo ante lo inexplicable no sólo ha empobrecido el ser del individuo, sino que también las relaciones de persona a persona se han mutilado por su causa". "Es mucho más humana la inseguridad llena de peligros de aquel preso en el cuento de Poe, que le empuja a explorar las formas de su terrorífica celda y a no sentirse extraño ante el indecible terror de su estancia. Si tenemos abismos, estos abismos nos pertenecen; si hay peligros, debemos intentar amarlos. Lo que parece extraño se nos transformará en algo infinitamente fiel y digno de toda confianza. Quizás todo lo horrible, en el fondo, sea sólo una forma de desamparo que solicita nuestra ayuda." Rainer Maria Rilke |
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